Las logias masónicas: células de conspiraciones independentistas en Oriente
La explotación ruinosa, el estancamiento y la opresión política, son las características esenciales de la situación de Cuba hacia la segunda mitad del siglo XIX, y tales problemas sostenidos por largo tiempo desembocaron en evidentes manifestaciones del ideal independentista.
Por esta época, se produce el destierro de Carlos Manuel de Céspedes desde Bayamo a la jurisdicción de Santiago de Cuba, por haber escrito versos que se consideraron injuriosos al gobierno español. Más tarde fue desterrado a un lugar más aislado: Baracoa.
Poema: Himno Republicano
Autor: Carlos Manuel de Céspedes
Ante la situación de agitación política que se vivía en el país, el capitán general español Francisco Serrano, Duque de la Torre, tuvo que realizar necesarias concesiones a la clase criolla acaudalada, incluyendo una amnistía política decretada a partir de 1861, que permitió el retorno a Cuba de muchos de los exiliados políticos. Entre los que retornaron estaba el médico cubano Vicente Antonio de Castro y Bermúdez quien fundó un Cuerpo irregular masónico llamado Gran Oriente de Cuba y las Antillas (GOCA) el 28 de marzo de 1862.
Para estos años, se constatan núcleos de conspiradores a lo largo del país, unidos en las logias del Gran Oriente de Cuba y las Antillas. En particular, en las ciudades orientales de Bayamo, Manzanillo, Jiguaní, Holguín y Tunas, el movimiento es más intenso y decidido. Importa destacar que la conspiración revolucionaria utilizó el único espacio para conspirar que no levantaría las sospechas de España: las logias masónicas