Conclusiones.

Con la Segunda Guerra Mundial, se cerró un ciclo de catástrofes globales engendradas por el imperialismo en la primera mitad del siglo XX, en la que una misma generación fue testigo de la Gran Guerra, la crisis económica general del capitalismo y la Segunda Guerra Mundial. En general lo más importante fue que con estas catástrofes el hombre contemporáneo quedó expuesto a su propia destrucción de modo que se convirtió en víctima y victimario, experiencia que debió tomar en cuenta la humanidad para lograr una mejor convivencia en el planeta.

Los pueblos europeos se desangraron enfrentándose en lucha fratricida, Europa sería la gran perdedora de la guerra y tendrían que emprender un nuevo camino para evitar nuevamente esta situación. Los países fascistas fueron derrotados política y militarmente, con un costo humano extraordinario evitándose así la esclavitud de la humanidad. En este logro fue determinante el papel jugado por la URSS con su Ejército Rojo y la lucha de liberación nacional y antifascista desplegada por los pueblos. Sin embargo, como dijera el periodista checo Julius Fučík en su Reportaje Al pie de la horca escrito en 1943 antes de morir en una cárcel fascista, “Hombres: os he amado. ¡Estad alerta!”.