Antes que a los gatos
Realice una atenta lectura del texto siguiente:
“[...] Sucede que, hace años, una persona supuestamente ilustrada, con un bosque de títulos académicos en sus baúles, llegó a un local en el que se aglomeraban numerosos seres humanos y, en lugar de saludar a los presentes, tomó forma de globo e hizo como si caminara por los aires sin mirar a nadie, excepto a un gato colado en el edificio. Fue con este (con el felino) con el único que dialogó. «Misu, misu», dijo y siguió de largo hacia su oficina.
Probablemente no me equivoque si suscribo que este cuento real se repite con frecuencia. Sin el gato, claro. Pero sí con el resto de los ingredientes, incluido el aire que infló al «saludador» de animales, incluido el cuchillo que exterminó los más elementales saludos de rigor.
Por supuesto, lo importante no reside en la anécdota en sí misma; habita en la lectura que nos deja y en la revelación, ya repetida, de que el nivel de instrucción no significa de modo obligatorio educación y cultura.
¿Cuántos hay que apuñalaron los «buenos días», los «con permiso», los «por favor», las «gracias» y otros modos simples aunque fundamentales en el civismo básico que supone la sociedad actual? ¿Cuántos hay que demuestran, con gritos, bufonadas a destiempo y otras formas, que sus buenos modales terminaron aterrizando en la Luna o el propio lomo de un gato?
No obstante, cabe un razonamiento desprejuiciado que implica también mirar distintas aristas. Porque, en otro sentido del episodio narrado, he visto en incontables ocasiones que un individuo ha llegado a un lugar con la máxima educación, ha liberado un «buenos días» o un «buenas tardes» y ha recibido lo que se podría denominar «el complejo de estatua» como respuesta.
Según el Diccionario del Maniquí Contemporáneo, el «complejo de estatua» es un proceso acumulativo de silencios, hielos u otras formas de ignorar —que incluyen conversaciones sobre la pelota o la novela—, las cuales convierten a los saludados en bocetos de personas, mas no en personas propiamente dichas.
[...] Conceptos bromistas a un lado, se trata en el fondo de un asunto complejo y digno de estudio, que rebasa la pérdida de algunas buenas conductas pues, al final, deja entrever que todavía se demandan en las aulas muchos más esfuerzos pedagógicos para alcanzar la verdadera cultura general, un concepto que no debe volvérsenos cliché porque se moriría.
De todos modos, habrá que seguir apuntando inicialmente al hogar, primera escuela natural en la que se hilvanan o se derrumban los buenos empeños; se aprenden a amar y respetar hasta a los perros y los gatos, pero antes que todo a los seres humanos”.
Osviel Castro Medel: “Antes que a los gatos”. En Juventud Rebelde, 14 de abril de 2013, p. 3.
: Pregunta 1
a) ¿Por qué este texto se titula Antes que a los gatos?
b) ¿Cuál es la exhortación general del periodista que lo escribió? ¿Y cuál el reclamo especial que hace a los educadores?
c) ¿Lo comparte usted? Explíquese.
: Pregunta 2
Califique con uno de los adjetivos que siguen el estilo empleado por el autor:
___ incisivo, ___ irónico, ___ elogioso, ___ fingido
a) Extraiga fragmentos del texto que ilustren su selección.
: Pregunta 3
¿Cómo usted diría a su manera lo que expresan las siguientes frases del primer párrafo del texto?
• una persona supuestamente ilustrada
• un bosque de títulos académicos en sus baúles
• tomó forma de globo e hizo como si caminara por los aires
: Pregunta 4
¿Opina usted como el autor que este cuento real se repite con frecuencia?
Explique su respuesta.
: Pregunta 5
Relacione lo escrito en el cuarto párrafo del texto con los siguientes:
TEXTO 1 | TEXTO 2 |
---|---|
a) “Conductas, antes propias de la marginalidad, como gritar a viva voz en plena calle, el uso indiscriminado de palabras obscenas y la chabacanería al hablar, han venido incorporándose al actuar de no pocos ciudadanos, con independencia de su nivel educacional o edad”. Raúl Castro Ruz: En Juventud Rebelde. Edición digital, 9 de julio de 2013. |
: Pregunta 6
Lea este párrafo que se ha tomado del texto:
Probablemente no me equivoque si suscribo que este cuento real se repite con frecuencia. Sin el gato, claro. Pero sí con el resto de los ingredientes, incluido el aire que infló al «saludador» de animales, incluido el cuchillo que exterminó los más elementales saludos de rigor.
De él extraiga:
a) Dos preposiciones antónimas.
b) La última pareja de sustantivo y adjetivo. ¿Cómo concuerdan? ¿Cuál es el grado del adjetivo?
c) El vocablo que se reitera. ¿Qué categoría gramatical es?
d) Las dos primeras formas verbales. Compare sus accidentes gramaticales. ¿Son o no regulares?
e) Tres conjunciones y tres pronombres de disímil clasificación; demuéstrelo.
: Pregunta 7
Redacte:
Un texto en el que predomine la reflexión y que trate acerca de qué podemos hacer en las aulas y desde ellas para que -como dice el texto- se aprenda a amar y respetar hasta a los perros y los gatos, pero antes que todo a los seres humanos.