Cierre semántico

Todo texto procura un cierre semántico, un acabado. Esta propiedad, la búsqueda del texto acabado, le otorga autonomía o relativa independencia. Un texto sin cierre semántico produce en el lector la sensación de que ha quedado inconcluso.
Nótese en el siguiente, constituido por un solo párrafo.
Ejemplo : Texto sin cierre semántico
El amor llega, a veces, cuando menos se le busca. Nos encontramos por azar en la biblioteca una tarde de noviembre. No había reparado siquiera en la muchacha que preguntó por el libro que estaba yo leyendo; por cierto, el único ejemplar allí. Iniciamos una charla sobre nuestros propósitos de lectura y resultaron divergentes: ella, obligada por un examen; yo, por el placer que el libro mismo me provocaba.
En ese texto no se logra concretar la idea expuesta en la primera oración. No puede inferirse de su contenido la tesis planteada al inicio. Por tanto, le falta cierre semántico. Añadámosle ahora esta nueva oración:
No sospechaba entonces que aquella confrontación de pareceres me entregaría, definitivamente, a la mujer de mi vida.
¿Qué aporta el segmento añadido?
Fíjese que se ha vuelto a la idea expuesta al principio (la manera de llegar el amor) para concluirla.
Seguramente el lector quedará más satisfecho con el efecto de cierre de la idea que ese segmento le provoca.
En ello consiste la búsqueda del texto acabado.