Conducción del calor

Esta forma de transmisión del calor también es conocida como conductividad térmica.

Con el experimento podemos comprender cómo transcurre la transmisión de energía por el alambre, al que se le ha fijado con cera unas tachuelas. El orden en que se desprenden las tachuelas indica como se produce el proceso de transmisión de la energía por conducción. La llama ardiente provoca la intensificación del movimiento térmico de las partículas del metal en uno de sus extremos por lo que aumenta su temperatura. Después, esta intensificación se transmite a las partículas vecinas y la velocidad de sus vibraciones también crece. En general, la energía se transmite de partículas a partículas hasta llegar al otro extremo de la varilla. En este proceso la transmisión del calor no ocurre por desplazamiento de sustancia, lo que se transmite de un lugar a otro es la energía, el movimiento. Haciendo un analogía, este proceso se produce similar a como se transmite el movimiento al colocar las fichas de un dominó una detrás de otra, al empujar la primera se van cayendo las demás una detrás de otra.

Sabemos de la vida cotidiana que no todos los cuerpos conducen el calor de igual forma, por ejemplo, los metales conducen bien el calor, por esta razón se emplean en la fabricación de útiles de cocina, así como en cualquier dispositivo cuyo fin sea calentarse rápidamente.

Por otra parte, si necesitamos conservar el calor, o preservarnos de que la energía mediante calor llegue a nosotros, se utilizan materiales malos conductores del calor como el plástico, la lana, entre otras.

Si necesitamos calentar un líquido, el recipiente que utilizamos debe ser de un material buen conductor del calor, como el aluminio, sin embargo, una vez calentado, si queremos que se mantenga caliente empleamos entonces un recipiente plástico, que es un material mal conductor del calor.