Reseña histórica sobre la electricidad
Los fenómenos eléctricos eran ya conocidos en la remota antigüedad. Los griegos conocían algunos fenómenos que, hoy sabemos, son eléctricos, tales como el modo que tiene el pez torpedo para capturar sus presas y el fuego de San Telmo, luminosidad observada en algunos objetos durante la noche, que despertaba en algunas personas creencias, leyendas y temores. En el siglo VII (a.n.e) el griego Tales hacía referencia sobre la propiedad del ámbar de atraer pequeños cuerpos cuando se frota. Sobre esta propiedad es que se inician los estudios de lo que hoy se conoce por electricidad.
En el siglo XVI William Gilbert (1544-1603) fue de los primeros en crear aparatos para observar la interacción de los cuerpos electrizados, con los que demostró que esta propiedad la tenían, además del ámbar, una larga lista de otros materiales, como el diamante, el alumbre, el lacre, el azufre y otros. Este científico, que hizo también aportes al estudio del magnetismo, estableció que estas sustancias formaban parte de una clase que el denominó “eléctrica” (del griego “electrón”, nombre del ámbar) y proponía para aquellas que al ser frotadas no atraían, el nombre de “no eléctricas”.
La repulsión eléctrica fue descubierta unos años después de morir Gilbert, por el monje jesuita Nicolo Cabeo.
Se considera que es el siglo XVIII donde la electricidad surge como ciencia. En 1729 Stephen Gray (1670-1736) descubrió la conducción eléctrica en hilos metálicos y cuerdas mojadas, diferenciando los cuerpos en aisladores, como la seda y conductores como el latón. Se crean las primeras máquinas mediante las cuales se generan chispas, que despertaron la curiosidad de las personas y fueron objeto de juegos de salón de la alta aristocracia.
Los trabajos de Gray fueron continuados por Cisternay Duffy (1698-1739), científico francés que demostró la electrización por contacto y la necesidad de los aisladores como soportes del hilo conductor. Planteó la existencia de dos electricidades: la vítrea y la resinosa. Nollet (1700-1770) fue el principal abanderado de la teoría de los fluidos; uno vítreo y otro resinoso. Benjamín Franklin (1706-1790) realizó extensas investigaciones que lo llevaron a explicar los fenómenos eléctricos en términos de un único fluido eléctrico, lo que constituyó uno de sus valiosos aportes. Fue quizás quien expuso por primera vez, lo que hoy se conoce como el principio de conservación de la carga eléctrica. La convención que él asumió para el sentido del fluido eléctrico se usa hoy día para indicar el sentido de la corriente eléctrica.
El experimento de Daniel Bernoulli (1700-1782) en 1760 para medir la fuerza de interacción entre cuerpos electrizados, junto al principio de conservación de la carga, marcaron el comienzo del estudio cuantitativo de la electricidad. Joseph Priestley (1783-1804), Henry Cavendish (1731-1810) y Charles Coulomb (1736-1806) realizaron experimentos encaminados a comprobar la creencia de que la relación entre la fuerza eléctrica y la distancia r entre los cuerpos electrizados que interactúan era, bajo ciertas circunstancias, como en el caso de la interacción gravitatoria, una ley inversa del cuadrado.
En 1773, Luis Galvani (1737-1798) comenzó a investigar las contracciones musculares de la rana debido a la acción eléctrica. Alejandro Volta (1745-1827) continúa los experimentos de Galvani y en 1800 descubre la pila electroquímica, la que permite mantener un flujo constante de carga eléctrica, o sea, una corriente eléctrica. Fue llamada pila voltaica, que es el antecedente de las baterías que tanto utilizamos hoy.
El trabajo de Michael Faraday (1791-1867) le permitió formular sus leyes de la electrolisis y hacer aportes para desarrollar la teoría de que en todo cuerpo hay dos tipos de partículas responsables de los fenómenos eléctricos: el protón y el electrón. Se considera que la contribución más notable de Faraday es la introducción del concepto de campo, que aplicó al estudio de los fenómenos eléctricos y magnéticos y a la relación entre ellos. Elaboró, además, el modelo de líneas de fuerza para representar el campo eléctrico y estudió y describió el fenómeno de la inducción electromagnética.
En los años 20 de ese siglo XIX se destacan los estudios de Georg Ohm (1787-1854) y André María Ampere (1775-1836), relacionados con la corriente eléctrica. Oersted (1777-1852) descubrió en 1832 el efecto de la corriente eléctrica sobre una aguja magnética, lo que constituye el experimento que establece la relación entre los fenómenos eléctricos y magnéticos. Surge así el estudio del electromagnetismo.
El Premio Nobel Robert A. Millikan (1868-1953) y sus colaboradores realizaron un experimento en 1900 para determinar el valor de la carga del electrón, que junto a los resultados obtenidos en el estudio de la electrólisis, permiten calcular el número de Avogadro, necesario para resolver problemas como la determinación de la masa y dimensiones de los átomos.
Los avances de la electricidad en el pasado siglo fueron notables y son quizás más conocidos. Se destacaron, entre otros, Tomás Alva Edison (1847-1931) y Nicolás Tesla (1856-1943). Estos avances, junto al desarrollo de otras ramas de la Física y del resto de las ciencias, han hecho posible el desarrollo de mejores condiciones de vida para el ser humano.